Abram, nació en Ur de los Caldeos, 2.266 años antes de Cristo aproximadamente. Fue el hijo primogénito de Taré, descendiente de Sem, y su hermanos fueron Nacor y Harán. En los relatos bíblicos se muestra Abram como un nómada que no poseía tierra y que era buen amigo de su sobrino Lot.
Se casó con Sarai, media hermana suya, hija de su padre pero no de su madre. Sarai era una mujer estéril que no podía engendrarle hijo.
Cuando Abram contaba ya con 75 años, Jehová lo llamó diciéndole:
Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren y a los que te maldicen maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (RV1960 Gn 12:1-3).
Abram obedeció al señor y se fue con Lot y Sarai al lugar indicado.
La Biblia relata en varias ocasiones que Abram erigió altares en Ur, Betel, Mamre, Moriah, entre otras.
Abram, decide entonces ir a Egipto ya que había gran hambre en la tierra, y este era un lugar próspero. Estando allí, Abram tuvo miedo de morir a causa de la belleza de su esposa, y acordó con ella engañar a los egipcios ocultándoles su vínculo marital, y diciendo sólo que eran hermanos. Cuando fue descubierto, gracias a que Jehová se rebeló en sueños al faraón, es expulsado de Egipto, pero pudo llevar consigo grandes riquezas materiales, que había conseguido allí.
Cuando llegaron a Canaán, eran Lot y Abram hombres muy ricos y el espacio se hacía pequeño para tener todas sus posesiones y siervos, así que tras varias peleas entre los pastores de ambos, Abram le da a Lot la opción de escoger la tierra que habría de poseer, él maravillado con las llanuras de Sodoma tomó al oriente. Así, Abram se quedó en Canaán.
Jehová volvió a presentársele a Abram y le reiteró su promesa: “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada” (RV1960 Gn 13:15).
La tierra de Sodoma estuvo invadida por Quedarlaomer, rey de Elam, por 12 años, igual que otras ciudades cercanas. En una revuelta, Quedarlaomer perdió el poder y un año después regresó y lo tomó de manera violenta, tomó a Lot y sus posesiones y se fue. Abram se vio obligado a pelear con sus 318 criados contra el rey de Elam para rescatar a su sobrino.
Cuando estaba de regreso a su tierra, Abram tuvo encuentro con Melquisedec rey de Salem y sacerdote de Dios Altísimo de quien recibió bendición y a quien entregó todo sus diezmos. “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó sus enemigos en tu mano” (RV1960 Gn 14: 19-20).
Abram conservaba las promesas de Dios acerca de sus generaciones venideras, aunque no entendía bien cómo Dios habría de darle hijos si ya era viejo y su mujer estéril, pero Jehová vuelve a prometerle su hijo y además le dice: “mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (RV1960 Gn 15:5-6). Este es un buen ejemplo para saber que Dios busca fe no perfección moral.
Jehová entonces establece su pacto con Abram, para bendecir a la tierra a través de sus hijos.
Pero en medio de la desesperación, Sarai, ya que no podía concebir, le ofreció a Abram su sierva Agar, para que a través de ella tuviera hijos. Según las costumbres de aquel entonces los hombres podían tener relaciones sexuales con sus siervas e incluir sus hijos dentro de su hogar. Abram entonces tomó a Agar y ella le concibió un hijo. Cuando Abram tenía 86 años nació Isamel, su primogénito, de Agar.
Pero los planes de Dios no estaban con Ismael, su promesa era con el hijo que vendría de Sarai, así que estableció un nuevo pacto con Abram, cambiando su nombre y estableciendo más claridad acerca de su promesa:
Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes, y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y de tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti y a tu descendencia después de ti la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
Dijo de nuevo Dios a Abraham: en cuanto a ti guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mi y vosotros y tu descendencia después de ti. Será circuncidado todo varón entre vosotros (RV1960 Gn 17: 5-10).
Dios cambió además el nombre de Sarai, por Sara que en hebreo significa princesa. Y le prometió a Abraham: “Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para los descendientes después de él” (RV1960 Gn 17: 19).
Esta promesa le causa risa a Abraham, que era un hombre ya viejo y cuya esposa había dejado ya la costumbre femenina de cada mes, porque también estaba vieja.
Luego Dios se le presenta a Abraham en forma de tres hombres, quienes reiteran la promesa de Isaac, de la que Sara también se ríe, definitivamente era algo que no podía creer la mente humana.
Estos tres hombres llegaron a esas tierras a ajusticiar a Sodoma, ciudad donde se encontraba Lot, por lo que Abraham pide misericordia a Dios por los justos que allí estuvieran, Dios le dice entonces que si sólo hubieran 10 hombres justos no habría destrucción sobre esa ciudad por misericordia de ellos, pero Dios no halló ni siquiera esos diez.
Cuando ya era inminente la destrucción de la ciudad, Dios tuvo misericordia de Abraham y protegió a Lot y su familia, aunque después terminaran mal, su esposa convertida en estatua de sal por la desobediencia y sus hijas cometiendo incesto con él.
Como era su costumbre Abraham anduvo por diferentes tierras, ya que no tenía propiedad de ninguna, por lo que habitó como forastero en Gerar y reiteró lo sucedido con él y su esposa en Egiptó, engañó a los habitantes de esas tierras negando su matrimonio con Sara y ésta fue tomada por Abimelec rey de esas tierras, pero antes de venirse a ella Dios se le reveló en sueños y dejó al descubierto que Abraham era su esposo. Pero como en aquella ocasión, el rey se enojó pero le permitió vivir allí y tomar muchas más posesiones.
Veinticinco años después del llamado, es decir, cuando Abraham ya tenía 100 años Jehová cumplió la promesa y nació Isaac, de Sara la estéril.
Con el nacimiento de Isaac se generaron celos con Agar e Ismael, ya que era lógico que Abraham quisiera más a su pequeño hijo. Sara le pide entonces a su esposo que expulse a Agar y a su hijo de su casa, y Jehová confirma esto como su deseo, asegurándole que lo cuidará y que de Ismael vendría otra nación grande e importante.
Cuando Isaac tenía más o menos 25 años, Dios le ordena a Abraham sacrificarlo en holocausto, esa aunque era una extraña orden fue obedecida. Así que Abraham tomó a su hijo y las cosas que eran necesarias para el sacrificio y subió a Moriah, donde Dios le había ordenado, estando allí y en medio de los dudas de su hijo lo ató y cuando ya tenía el cuchillo listo para degollar a su hijo Dios lo evita diciendo: “no extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único” (RV1960 Gn22:12). Dios proveyó entonces el carnero para el sacrificio e Isaac vivió.
Algún tiempo después muere Sara, lo que causó gran tristeza a Abraham y a su hijo, que la amaba mucho. Entonces Abraham le compró a Efron, por 400 ciclos de plata, ya que por ser extranjero no sería fácil conseguir una porción de tierra, una cueva en Macpela para enterrarla, esta fue la única tierra que fue verdaderamente suya.
Luego, Abraham envía a un siervo suyo a buscarle esposa a Isaac, con la condición de que esta debía ser de su propia familia, ya que por aquel entonces no era bien visto el matrimonio con extranjeros porque ellos tenían otros dioses.
Así que su siervo fue y con ayuda de Dios encuentra a Rebeca, hija de un sobrino de Abraham y la trae para Isaac, quien la toma como esposa y se va con ella a vivir a la casa donde vivió Sara.
Finalmente, Abraham, ya viudo toma a Cetura con quien tiene hijos, que fueron: Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.
Abraham murió a la edad de 175 años. Y fue enterrado junto a Sara.
De su hijo Ismael tienen origen las naciones Ismaelitas, también referenciadas múltiples veces en La Biblia como enemigos de los Israelitas, pueblo elegido por Dios que viene de la descendencia de Isaac.
Finalmente de la estirpe de Abraham nace Jesucristo, el Mesías prometido al pueblo de Dios.